Así como el adviento es un tiempo de preparación para celebrar el nacimiento de Jesús, la cuaresma es el tiempo de preparación ala celebraración de la muerte y resurrección de Jesús. Este es un tiempo especial para encontrarse con el Señor, en el que hay que intensificar la oración, la lectura de la palabra de Dios, el espíritu de penitencia que se manifiesta en el reconocimiento de los propios pecados y en el arrepentimiento. Y tiempo también de buscar la conversión, el cambio de nuestro modo de pensar, de sentir y de actuar, para conseguir "transformarnos en Cristo" y muriendo con él, acompañarlo también en la resurrección.
La cuaresma es el tiempo especialmente dedicado a dos sacramentos: el bautismo y la penitencia. Pues si "en el bautismo renacemos a una nueva vida", el sacramento de la penitencia nos ofrece la oportunidad de recuperarla si la hemos perdido, o de limpiarla si la hemos ensuciado. Por eso la cuaresma es un tiempo de renovación, y así prepararnos para el sacramento pascual de la eucaristía.
Nuestras penitencias y sacrificios solo tienen un valor relativo: tanto valen cuando son fruto de un corazón arrepentido que, sintiéndose amado por Dios, sacrifica parte de su vida, de su tiempo, de sus cosas, para servir a Dios y al prójimo. No son las obras exteriores las que agradan a Dios sino la conversión interior, el cambio de corazón, la renovación de la persona desde su misma raíz. Todo ello manifestado en un servicio de amor al prójimo ("Crea en mí un corazón puro y renuévame por dentro con espíritu firme" Salmo 50).
El colegio, preocupado de entregar una sólida formación integral, cuenta también con un grupo de estudiantes que forman "Infancia Misionera", quienes viven con profunda convicción de los valores del evangelio y ahora en este tiempo de cuaresma organizan actividades para transmitir este mensaje a todos sus compañeros. Su asesora es la Srta. Ingrid Espina Contreras, Profesora de Religión y Sociedad, quien semanalmente se reúne con ellos y los prepara en temas de formación valórica.
